LA COMPARATIVA: MÁS ALLÁ DEL OMBLIGO
Se que me había perdido
un par de semanas, pero prometo que la ausencia se debió a acontecimientos
trascendentales que aseguro son de gran importancia en mi desarrollo personal y
profesional. Por lo pronto adelantaré uno de ellos.
Recientemente,
participé en la novena edición del Campeonato Mundial de Debate en Español
(CMUDE), evento que reúne una gran cantidad de estudiantes de las principales
universidades de diferentes países con la finalidad de crear espacios de
encuentro y discusión de ideas. Fue una experiencia inigualable, llena de mucho
aprendizaje, diversidad, intelecto, sentido del humor y, por supuesto,
rivalidad.
En esta
competición, se ponen de manifiesto las habilidades de oratoria, persuasión,
retórica, construcción de casos, refutación, entre otros criterios que se
utilizan para evaluar los discursos de cada ponente. El criterio más importante
es la argumentación. Independientemente de la forma, el estilo y la retórica
que se pueda utilizar, los argumentos deben tener un análisis lógico, con
suficiencia probatoria e impactos relevantes.
Como es una
competición, para poder determinar qué equipo está por encima de otro,
utilizamos la “comparativa” y así evaluar el desempeño de cada equipo.
Básicamente, la comparativa es el análisis del enlace lógico entre los
argumentos y la moción, así como los diferentes análisis – igualmente lógicos –
entre los argumentos de cada discursista. Es así como los oradores deben
analizar la moción de manera que sus afirmaciones no sean auto-comprobatorias,
y permitan la comparativa con su oponente.
Todos los equipos
quieren estar en el “top room”, no todos los equipos pueden estarlo. Los
equipos generalmente están comparándose con sus pares, muchas veces se puede
escuchar por los pasillos comentarios como los siguientes: "debatí con tal persona, eso quiere decir que estoy
bien” o “me tocó en una sala mala, creo que no estoy tan bien”. Estas
comparaciones con otros hacen que cada equipo pueda auto-evaluar su desempeño en
el torneo y poder analizar sus debilidades y fortalezas para replantearse un
plan que les permita mejorar en la siguiente ronda.
Días después de
su culminación, recibí un comentario de uno de los participantes, quien manifestó,
entre otras cosas, la siguiente observación: “los mejores debatientes solo se
relacionan generalmente entre ellos y creo que se da una dinámica de
discriminación y exclusión”. A lo que yo respondí: “Solo es una discriminación
consecuencia de la asociación con personas de tu nivel, no creo que sea una discriminación
predeterminada”.
En otro orden de ideas, se publicó recientemente la lista del QS World University Rankings 2019. En dicha lista figura la Universidad Central de Venezuela como la número 1 de Venezuela. Inmediatamente mi muro de facebook se abarrotó de esta noticia. Sin embargo, la comparativa estaba reducida hasta el ámbito nacional, y ligeramente extendida al ámbito regional y mundial. Lo cierto es que, comparativamente, la Universidad se encuentra en el número 37 de la región y 751 del mundo. Y aquí es donde todo se vuelve cuestión de perspectiva
En el libro "Basta de Historias" (2010), Andres Oppenheimer transcribió un pensamiento de Bill Gates que expresaba lo siguiente:
“A Latinoamérica le falta una dosis de HUMILDAD. Los países de la región solo
podrán insertarse de lleno en la economía del sigo XXI si hacen un buen
DIAGNÓSTICO de la realidad y dejan de creer que están así de bien cómo piensan
que están. No solo los Gobiernos alardean sobre los logros en sus países en el
campo académico y científico, sino que LA GENTE parece convencida de la COMPETITIVIDAD
de sus UNIVERSIDADES frente a las casas de estudio más prestigiosas del mundo”
Para ilustrar un poco el tema, lo
reduciré a un comportamiento muy común de diferentes estudiantes:
Para Pedro, un estudiante poco
aplicado, su frase favorita es “diez es diez y lo demás es lujo” (Considerando
la escala de evaluación con base en 20 puntos). Sin embargo, María, quien es
una estudiante religiosamente aplicada, desespera al enterarse de que su
calificación descendió dos puntos. ¿Creen que María se está midiendo con Pedro,
o viceversa? Pedro celebrará el 10 como una victoria sin precedentes,
mientras que María se preocupará todos los días para no quedarse por debajo de
los demás.
Esto sucede porque Pedro tiene un
círculo social en el cual la mayoría tiene esta conducta, y sobresalir en ese
círculo no requiere tanto esfuerzo, pero sí conlleva a un gran reconocimiento.
Por su parte, María se enfrenta a un círculo social más estricto y competitivo,
donde todos buscan destacar en los primeros lugares y, sacar una baja
calificación, es un lujo que no puede permitirse.
Tanto en el debate competitivo, como
en la universidad y el mundo, existen comparaciones; comparaciones que nos
permiten evaluar nuestro desempeño, comparaciones que nos permiten tener un
referente y, en consecuencia, plantearnos un objetivo. Es por esto por lo que
se crean ciertas asociaciones de debatientes, estudiantes y Estados que, en consecuencia, genera una discriminación. Esta discriminación no es más que el resultado del desarrollo de la libertad e igualdad de oportunidades, oportunidades que son
aprovechadas por unos y descalificadas por otros.
Si nos comparamos con los grandes
puede que quedemos de último, pero si eso sirve de motivación para rechazar esa
posición y superarnos, bienvenida sea la comparación. Entonces, la comparativa la
podemos tomar en cuenta para nuestros procesos en la vida diaria. Yo la enfoqué
en el debate, sin embargo, la podemos enfocar en aquellos procesos que creemos
que podemos mejorar. Lo importante es aceptar, con humildad, nuestras debilidades
y reconocer, también con humildad, nuestras fortalezas; así como identificar aquellas
fortalezas externas que pueden ser un valor agregado a la consecución de nuestros
objetivos, para luego emularlas o, incluso, mejorarlas.


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