LA COMPARATIVA: MÁS ALLÁ DEL OMBLIGO


Se que me había perdido un par de semanas, pero prometo que la ausencia se debió a acontecimientos trascendentales que aseguro son de gran importancia en mi desarrollo personal y profesional. Por lo pronto adelantaré uno de ellos.

Recientemente, participé en la novena edición del Campeonato Mundial de Debate en Español (CMUDE), evento que reúne una gran cantidad de estudiantes de las principales universidades de diferentes países con la finalidad de crear espacios de encuentro y discusión de ideas. Fue una experiencia inigualable, llena de mucho aprendizaje, diversidad, intelecto, sentido del humor y, por supuesto, rivalidad.

En esta competición, se ponen de manifiesto las habilidades de oratoria, persuasión, retórica, construcción de casos, refutación, entre otros criterios que se utilizan para evaluar los discursos de cada ponente. El criterio más importante es la argumentación. Independientemente de la forma, el estilo y la retórica que se pueda utilizar, los argumentos deben tener un análisis lógico, con suficiencia probatoria e impactos relevantes.

Como es una competición, para poder determinar qué equipo está por encima de otro, utilizamos la “comparativa” y así evaluar el desempeño de cada equipo. Básicamente, la comparativa es el análisis del enlace lógico entre los argumentos y la moción, así como los diferentes análisis – igualmente lógicos – entre los argumentos de cada discursista. Es así como los oradores deben analizar la moción de manera que sus afirmaciones no sean auto-comprobatorias, y permitan la comparativa con su oponente.

La comparativa nos permite tener una visión holística de todo el debate, y determinar por qué un equipo queda por encima de otro. Una vez hecha esta comparativa, los jueces asignarán una posición entre el 1° y el 4° lugar para cada equipo y,  correlativamente, una puntuación entre 3 y 0 puntos. De acuerdo con el lugar obtenido por cada equipo y la puntuación obtenida en cada ronda, se agruparán  los equipos para un siguiente debate según su puntaje acumulado. Esto permite comparar y enfrentar a los equipos con alto puntaje, medio puntaje y mínimo puntaje. Eventualmente estas posiciones pueden variar a medida que avanzan las rondas y los equipos vayan sumando puntos. Los equipos que llevan acumulada la mayor cantidad de puntos están agrupados en el “top room”, denominación que se le otorga a las salas con los equipos de más alto nivel.

Todos los equipos quieren estar en el “top room”, no todos los equipos pueden estarlo. Los equipos generalmente están comparándose con sus pares, muchas veces se puede escuchar por los pasillos comentarios como los siguientes: "debatí con tal persona, eso quiere decir que estoy bien” o “me tocó en una sala mala, creo que no estoy tan bien”. Estas comparaciones con otros hacen que cada equipo pueda auto-evaluar su desempeño en el torneo y poder analizar sus debilidades y fortalezas para replantearse un plan que les permita mejorar en la siguiente ronda.

Días después de su culminación, recibí un comentario de uno de los participantes, quien manifestó, entre otras cosas, la siguiente observación: “los mejores debatientes solo se relacionan generalmente entre ellos y creo que se da una dinámica de discriminación y exclusión”. A lo que yo respondí: “Solo es una discriminación consecuencia de la asociación con personas de tu nivel, no creo que sea una discriminación predeterminada”.

En otro orden de ideas, se publicó recientemente  la lista del QS World University Rankings 2019En dicha lista figura la Universidad Central de Venezuela como la número 1 de Venezuela. Inmediatamente mi muro de facebook se abarrotó de esta noticia. Sin embargo, la comparativa estaba reducida hasta el ámbito nacional, y ligeramente extendida al ámbito regional y mundial. Lo cierto es que, comparativamente, la Universidad se encuentra en el número 37 de la región y 751 del mundo. Y aquí es donde todo se vuelve cuestión de perspectiva

En el libro "Basta de Historias" (2010), Andres Oppenheimer transcribió un pensamiento de Bill Gates que expresaba lo siguiente: “A Latinoamérica le falta una dosis de HUMILDAD. Los países de la región solo podrán insertarse de lleno en la economía del sigo XXI si hacen un buen DIAGNÓSTICO de la realidad y dejan de creer que están así de bien cómo piensan que están. No solo los Gobiernos alardean sobre los logros en sus países en el campo académico y científico, sino que LA GENTE parece convencida de la COMPETITIVIDAD de sus UNIVERSIDADES frente a las casas de estudio más prestigiosas del mundo”

Para ilustrar un poco el tema, lo reduciré a un comportamiento muy común de diferentes estudiantes:
Para Pedro, un estudiante poco aplicado, su frase favorita es “diez es diez y lo demás es lujo” (Considerando la escala de evaluación con base en 20 puntos). Sin embargo, María, quien es una estudiante religiosamente aplicada, desespera al enterarse de que su calificación descendió dos puntos. ¿Creen que María se está midiendo con Pedro, o viceversa? Pedro celebrará el 10 como una victoria sin precedentes, mientras que María se preocupará todos los días para no quedarse por debajo de los demás.

Esto sucede porque Pedro tiene un círculo social en el cual la mayoría tiene esta conducta, y sobresalir en ese círculo no requiere tanto esfuerzo, pero sí conlleva a un gran reconocimiento. Por su parte, María se enfrenta a un círculo social más estricto y competitivo, donde todos buscan destacar en los primeros lugares y, sacar una baja calificación, es un lujo que no puede permitirse.

Tanto en el debate competitivo, como en la universidad y el mundo, existen comparaciones; comparaciones que nos permiten evaluar nuestro desempeño, comparaciones que nos permiten tener un referente y, en consecuencia, plantearnos un objetivo. Es por esto por lo que se crean ciertas asociaciones de debatientes, estudiantes y Estados que, en consecuencia, genera una discriminación. Esta discriminación no es más que el resultado del desarrollo de la libertad e igualdad de oportunidades, oportunidades que son aprovechadas por unos y descalificadas por otros. 

Es innegable que los logros, por muy pequeños que sean, siguen siendo logros. Existen logros personales que, cuando lo consigues, es motivo de celebración. Sin embargo, aunque suene un poco radical, si dejamos de vernos el ombligo y extendemos nuestro rango de comparación, encontraremos un caudal inmenso de personas, sistemas educativos y países de los cuales podemos absorber un montón de información y asumir, con humildad, las carencias que nos estancan diariamente, para luego recibir, con la misma actitud, todo lo que pueda mejorar nuestro desempeño.


Si nos comparamos con los grandes puede que quedemos de último, pero si eso sirve de motivación para rechazar esa posición y superarnos, bienvenida sea la comparación. Entonces, la comparativa la podemos tomar en cuenta para nuestros procesos en la vida diaria. Yo la enfoqué en el debate, sin embargo, la podemos enfocar en aquellos procesos que creemos que podemos mejorar. Lo importante es aceptar, con humildad, nuestras debilidades y reconocer, también con humildad, nuestras fortalezas; así como identificar aquellas fortalezas externas que pueden ser un valor agregado a la consecución de nuestros objetivos, para luego emularlas o, incluso, mejorarlas.



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